domingo, 11 de marzo de 2012

El vampiro de sonrisas



La sonrisa se le había borrado del rostro

Nunca supo con certeza qué sucedió.

¿Cómo fue que esa vampiresa lo había convertido en un vampiro?

Sin darse cuenta, una noche de luna llena, la hermosa chica de ojos negros y profundos, se enamoró de su sonrisa.

Ella se había propuesto arrancarle esa extraña y simpática mueca de su rostro, pero la única forma de hacerlo, era con un beso.

Eso no fue nada complicado para una mujer tan hermosa y el joven cayó rendido ante los labios de aquella doncella.

Esa fue una noche mágica para él, compartir el lecho con esa hermosa mujer fue lo mejor que le pudo pasar en su vida. Estaba enamorado.

Al despertar a la mañana siguiente notó que sus labios sangraban y ella no estaba.

De pronto se percató que su sonrisa había desaparecido de su cara, pero él lo atribuyó a la tristeza de no encontrar a la mujer de quien se enamoró perdidamente.

También notó que el sol le lastimaba, que la luz del astro rey quemaba su blanquecina piel, por lo que tuvo que ocultarse en la oscuridad.

Se dio cuenta que era un vampiro.

Sus intentos de buscar a la chica que se convirtió en su verdadero amor, se volvió una obsesión para él.

El semblante de su cara palideció, sus ojos, antes llenos de vida, ahora se veían sin brillo.

Sin embargo, lo más evidente, fue la ausencia de esa expresión en sus labios. Ya casi no recordaba cómo era su sonrisa.

No fue capaz de encontrar a aquella furtiva ladrona, por lo que buscó una sonrisa que sustituyera a la perdida.

Los ataques del vampiro de sonrisas comenzaron a presentarse todas las noches por la ciudad.

Todas las mujeres comentaban la historia de ese enigmático ser que les succionaba el alma a través de los besos.

Pero al final todas ellas la recuperaron, pues no tenían lo que el vampiro buscaba y anhelaba.

Una noche lluviosa, el vampiro vagaba errante por las calles, y de pronto un frío recorrió su cuerpo. Allí estaba.

Como si fuera la luz de la luna, aquella sonrisa (su sonrisa) irradiaba luz nacarada en la oscuridad. Era ella, aquella vampiresa le sonreía coquetamente al verlo de frente.

El vampiro estaba listo para atacar, se acercó a la mujer de sus sueños y la besó sensualmente con el firme propósito de que le devolviera lo suyo…pero entonces, se detuvo.

Comprendió que aquella, su sonrisa, encajaba mejor en el rostro de su amada, y dejó que ella la conservara.

Si vida (por así llamarlo) ya no tenía sentido, su intensa búsqueda había terminado, pero su alma que antes estaba vacía de pronto se llenó de regocijo al saber que la mujer que adoraba conservaba su sonrisa.

El vampiro se hallaba sumido en esos pensamiento cuando fue sorprendido por el sol. El amanecer atrapó al vampiro y no había lugar donde esconderse.

Ya no hacía falta huir, cerró los ojos y esperó el final.

Antes de desaparecer entre la humareda … una leve y nueva sonrisa se dibujó en su rostro.

2 comentarios:

  1. La sonrisa se quedó vagando en la noche. La puedes ver ciertas veces.

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    1. Por eso me gusta vagar de noche Rubí, para atrapar esa sonrisa perdida.
      Gracias por comentar

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