martes, 13 de marzo de 2012

120 Días de Sodoma

"Es ahora, querido lector, cuando hay que preparar tu corazón y tu espíritu al relato más impuro que jamás ha sido hecho desde que el mundo existe, no encontrándose un libro semejante ni en los antiguos ni en los modernos”.
Marqués de Sade

Mucho se ha hablado del Marqués de Sade, un personaje que durante más de 200 años ha sido considerado un monstruo, un sujeto lleno de perversión y maldad.

Las obras de Donatien Alphonse Françoise, son de un contenido extremadamente crudo que es muy difícil de leer. La violencia, alto grado sexual y hasta prácticas antinaturales son parte de los temas tratados en sus obras.

Sin embargo lejos de la perversión pura, el Marqués de Sade era un gran opositor del sistema de la Francia imperial de finales de 1700.

Sade fue un férreo crítico de la sociedad de aquel entonces, un escritor que evidenció la corrupción de la Iglesia y un ideólogo liberal contra el sistema político.

Pero su perdición fueron sus prácticas sexuales, las cuales lo llevaron a estar preso varias ocasiones. En una de ellas estando de la célebre Bastilla, fue cuando escribió algunas de sus más grandes obras.

Los 120 Días de Sodoma, es un de los textos que mayor controversia ha causado.

El libro fue escrito en un rollo de papel en treinta y siete días, del 22 de octubre de 1785 al 28 de noviembre de ese mismo año.

La historia narra la aventura de cuatro libertinos que se reúnen y formulan un plan para ocupar 120 jornadas en los más inimaginables excesos sexuales, para lo cual redactan un código que ordenará el gran desorden carnal de cada una de sus largas sesiones de desenfreno.

Sade expone de forma cruda y hasta grotesca la corrupción a la que lleva el exceso y el abuso del poder, aspectos que denuncia en sus obras y que forman parte de los ideales del movimiento de Ilustración.

En la primera parte describe a los personajes detalladamente y las últimas 3 partes, enumera las atrocidades correspondientes a las pasiones.

La primera parte usa un lenguaje barroco y pletórico de adjetivos voluptuosos y lúbricos acomodados poéticamente, pero el final se torna brutal.

Siento que es una obra inconclusa pues las últimas partes hasta están marcadas como “borrador” y pasan a ser una triste lista de acciones sexuales atroces, que incluso algunas son anatómica y biológicamente imposibles.

Sin embargo hay que darle crédito a Sade, por su prodigiosa memoria, pues lleva la trama incluso en los borradores de casi 40 personajes distintos y qué les ha ocurrido a cada uno, y también por la tremenda imaginación para figurar extrañas y depravadas formas de placer.

Sade sostiene que el placer sólo se deriva del poder y ascendencia que tenga uno sobre el prójimo. Lo resume en una frase.

“No basta con sentir el placer. Tu víctima debe ser miserable”.

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